Su control siempre ha estado en manos privadas. El agotamiento de los recursos o la gravedad del cambio climático hacen ineludible la transición hacia un modelo energético sostenible. En esta incierta coyuntura, es preciso preguntarse quién controla la energía, cómo y para qué fines, cuál es el papel de las administraciones públicas y de los ciudadanos, qué actores son reticentes al cambio o de qué manera influye todo ello en la construcción de un nuevo modelo energético. Este libro es una invitación a afrontar la posibilidad de que dicha transición pueda articularse en torno a formas sociales de apropiación de la energía con una base participativa y democrática, orientada a la satisfacción de necesidades y no al lucro.