- Editorial:
- Reino de Redonda, S.L.
- Año de edición:
- 2012
- Materia
- Narrativa contemporánea
- ISBN:
- 978-84-936887-2-1
- Páginas:
- 338
- Encuadernación:
- Cartoné
DE EL ALAMEIN A ZEM ZEM
KEITH DOUGLAS
Prólogo de Agustín Díaz Yanes Traducción y notas de Antonio Iriarte
El 9 de junio de 1944, a los tres días de haber desembarcado con su regimiento en las playas de Normandía, Keith Castellain Douglas caía en Tilly-sur-Seulles, cerca de Bayeux. Sólo tenía veinticuatro años, pero ya había escrito los mejores poemas bélicos de su generación -admirados por T. S. Eliot y por Ted Hughes-, además del muy notable De El Alamein a Zem Zem, en el que narra sus experiencias durante la campaña aliada en el Norte de África.Nacido en 1920 en Tunbridge Wells (Kent), Douglas era un hombre complejo, un individualista de personalidad algo anárquica y displicente, siempre dispuesto a obrar por cuenta propia y a enfrentarse a la autoridad cuando le parecía preciso, lo que le valió no pocos problemas a lo largo de su vida.Cuando estalló la guerra, Douglas se alistó de inmediato, pero no fue enviado a Oriente Medio hasta julio de 1941. Como dice en su libro, «pensaba que la experiencia del combate era algo que debía adquirir. Con independencia de los cambios que se puedan producir en la naturaleza misma de la guerra, el campo de batalla es el sencillo escenario principal de la misma: es en él donde ocurren las cosas interesantes».La guerra del desierto ocupa un lugar aparte en la historia de la Segunda Guerra Mundial, por lo particular del lugar en que se desarrolló y por las connotaciones románticas que, a diferencia de la mayoría de las campañas del conflicto, indudablemente posee: el espíritu de Lawrence de Arabia no es ajeno a las aventuras de las «ratas del desierto» del VIII Ejército británico.No deja por eso de ser una guerra, con su acostumbrado séquito de muerte y devastación, y en De El Alamein a Zem Zem Douglas consigue retratar con brillantez tanto la extrañeza del marco geográfico, en el que el hombre parece estar de prestado, como el horror de los hechos que en él transcurren.De la Nota sobre el autor de Antonio IriarteHOW TO KILLUnder the parabola of a ball,a child turning into a man,I looked into the air too long.The ball fell in my hand, it sangin the closed fist: Open OpenBehold a gift designed to kill.Now in my dial of glass appearsthe soldier who is going to die.He smiles, and moves about in wayshis mother knows, habits of his.The wires touch his face: I cryNOW. Death like a familiar, hearsand look, has made a man of dustof a man of flesh. This sorceryI do. Being damned. I am amusedTo see the centre of love diffusedand the waves of love travel into vacancy.How easy it is to make a ghost.The weightless mosquito touchesher tiny shadow on the stone,and with how like, how infinitea lightness, man and shadow meet.They fuse. A shadow is a manwhen the mosquito death approaches.[¿Túnez?-El Cairo, 1943]CÓMO MATARBajo la parábola de un balón,un niño que se convierte en hombre,miré al aire demasiado tiempo.El balón cayó en mi mano, cantóen el puño cerrado: Abre AbreMira un regalo hecho para matar.Ahora en mi esfera de cristal apareceel soldado que va a morir.Sonríe, y viene y va de ese modoque su madre conoce, hábitos suyos.Los hilos tocan su rostro: yo gritoAHORA. La muerte, como un allegado, lo oyey fíjate, ha hecho un hombre de polvode un hombre de carne. Esta hechiceríala llevo yo a cabo. Al estar condenado, me diviertever el centro del amor difusoy las olas del amor viajar hacia el vacío.Qué fácil es hacer un fantasma.El mosquito sin peso tocasu minúscula sombra sobre la piedra,y con qué parecida, qué infinitaligereza, el hombre y la sombra se encuentran.Se funden. Una sombra es un hombrecuando el mosquito a la muerte se acerca. (Traducción de Javier Marías, 1992)
Reseñas:«Douglas era uno de los hombres que sentía la llegada inminente de la muerte. Su fatalismo se debía a la sensación de que había agotado su ración de buena suerte en la guerra del desierto.»
Antony Beevor
«Escribió el libro más cautivador y conmovedor que uno recuerda sobre un grupo de hombres en guerra.»
Agustín Díaz YanesBlog de Javier Marías:https://javiermariasblog.wordpress.com/category/reino-de-redonda/