A lo largo de estos cuarenta y seis poemas a caja, como los llamaríael poeta Enrique García Trinidad, el libro conversa con el lector enuna serie de lugares que, en apariencia son recuerdos fragmentados,pero que tienen el nexo temporal de la autora, la cual nos conduce por ese recorrido aleatorio. En cada sitio, esparce los recuerdos de unaciudad habitada en ella, de una manera muy propia. Como si fuese unpatrimonio cultural, Yolanda construye su memoria metafórica sobreaquellos espacios comunes a todos los ciudadanos: calles,restaurantes, bibliotecas, centros culturales, hospitales incluso, yotros lugares en los que se detuvo, sumergiéndose entera en esospaisajes urbanos, durante los más de cuatro años que permaneció en elforo.